10 de marzo de 2011

L100e: Catorce


Catorce

Ya no tengo el acompañamiento dulce. Mantengo abierta en grito la herida antigua. Mi mano abre la carne adormecida, le advirtió la Mujer.

Recorría el camino del desasosiego, sin esperar su fin. Tú me has elegido. Juntos, podríamos recuperar la inocencia que nunca tuvimos, contestó el Poeta.

Al abrirse las heridas, sopló el viento en ellas y el sonido se asemejaba al de sus nombres.


Nano




18 comentarios:

NáN dijo...

Como me avisa una pajarita, tengo siempre la suerte de ser el primero en quedarme disfrutando ante la pantalla. De complacerme en este juego.

roberto dijo...

Precioso. Para comérselo...

Isabel dijo...

A pesar de el dolor que se adivina en esas cuatro puntas amenazantes, me ha dado la impresión de suavidad, quizás porque el sonido se asemeja a la caricia del sueño.
Mira que debe ser difícil dibujar tus palabras, Nano, pero ella lo consigue siempre.

Dos placeres.

José Miguel Vilar-Bou dijo...

Me alegro de que no decidierais utilizar el ascensor.

J.E. Alamo dijo...

Hermosa imagen del verso.

ETDN dijo...

Qué grima, la imagen. Parece que el tenedor va a pinchar la cabeza y que esta va a estallar.Eso sí, consigue el efecto de angustia, advertencia y peligro.

NáN dijo...

Gracias, ROBERTO. Es una imagen vibrante y certera.

Siempre lo consigue, ISABEL. Creo que, desde el primero, creó un mundo que contiene mis palabras. La imagen de serenidad de la cabeza suaviza esas puntas, las "inutiliza".

Despacito, sí. JOSÉ MIGUEL. Incluso sentándonos en esos sillitas que ponían antes en los rellanos.

Acuerdo total contigo, J.E. Esas ímágenes son el motor de todo esto.

Dentro de lo subjetivo que es todo esto, ETDN, creo que lo que propone es las ganas de dar un paso y afrontar la angustia, la advertencia y el peligro. Tampoco puedo asegurar el sentido.

Carmen Villar dijo...

Al soplar el viento cesó el dolor y renacieron caricias que creiamos olvidadas.

Es precioso, no sé como lo haces conjugar texto e ilustración tan delicadamente.

Isabel Barceló Chico dijo...

"Mi mano abre la carne adormecida". Qué maravilla. Una vez más se aprecia una gran compenetración entre los dos, autor del texto e ilustradora. Dos grandes que darán mucho que hablar. Un abrazo muy fuerte a ambos.

Zayi Hernández dijo...

Me voy entre suspiros, No me canso de decirles que son inmensamente buenos.
Un besito.

Javier Muñiz dijo...

Hola, bello blog,preciosas entradas, si te gusta la palabra infinita, la poesía, te invito al mio,será un placer,es,
http://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
gracias, buena tarde, besos cómplices...

Lara dijo...

Ese tenedor rozando (rozándonos). Y el viento. Ambos con punta.
Felicidades una vez más.

Abrazos

Gemma dijo...

Un tenedor que empuña la mujer afilado como un deseo y que -seguro- les hiere a ambos. El amor es así: lleno de aristas que ni siquiera los poetas saben limar. Pero es.
Besos y abrazos a los dos

El Rubencio Ilustración dijo...

... y con éste, catorce comentarios.

bs

(perdóname, no pude evitarlo)

NáN dijo...

Desde Carmen hasta El Rubencio: gracias y gracias. Vuelvo a repetir lo importante que es vuestra presencia (para nuestras inseguridades). Esta Verónica saca chispas.

Jessica Piqueras dijo...

La blancura de la pantalla de nuevo se llena de sentido profundo. Es un placer releer para volver a reposar en la plácida imagen que inquieta. Caricia afilada; "herida".
Me habéis atrapado.

NáN dijo...

Mmmmm! Jessie, eso es lo que más nos gusta: "atrapar" a jóvenes ilustradoras. Dale un beso a Marina con su lágrima.

momo dijo...

Vamos a dejar que el viento sople en nuestras heridas...me gusta.
besinossssssss