29 de julio de 2010

El mar tenía simas rojas

...Y los golpes resonaron adentro, como si se golpease a una caja vacía. Huecos y fofos y feos. Con un sonido que le estaba recordando el del ataúd al caer a la fosa, tan reciente.

Alfredo Armas Alfonso
(Los cielos de la muerte, 1949)

10 comentarios:

roberto dijo...

Me gusta ese pasillo rojo sangre, umbral del cielo o de la muerte.

Isabel dijo...

Impacta ese rojo precedente.
No conozco a Alfredo, lo buscaré.
El texto también es fuerte.

Segona volta dijo...

Roig, i estret com un taüt...

No sé, sinistre, no?

Bon estiu!!!

Coralet

NáN dijo...

Foto espléndida (es tuya, ¿verdad?). Realmente inquietante pero de un gran atractivo. No quisiera verme en ese pasillo... pero ¡quién sabe! A lo mejor da al más agradable de los lugares.

Sin embargo, el contexto que da lo escrito no parece que nos lleve al mejor de los lugares.

Buena combinación!!!

VERONICA LEONETTI dijo...

Un umbral sí que es, Roberto. O el principio de cualquier cosa.

Te recomiendo mucho a este escritor, Isabel. Es de mis favoritos. Y siempre tengo este libro en mi mesa de noche. Estuvo mucho tiempo lejos de mi y ahora no lo suelto!

Sí, Coralet, estrecho, siniestro y perfecto para tomarle una foto.
Bones vacances!
Yo ya me voy!!!

Hola Nán. Sí que es mía la foto. Y el lugar que está detrás de la puerta no estaba nada mal.
Vamos a mantener el misterio, que así queda más interesante la cosa. :)

Anabel Zaragozí dijo...

Hola, Verónica. Pues a mi me sugiere (en parte por el título) que tras ese esplendor rojo furioso no puede haber otra cosa que el azul del mar. También el océano es una gran tumba después de la estrechez de la existencia, pero creo yo que tiene la ventaja de que ha de mecerte, como una madre mece a su hijo en la cuna.

Gemma dijo...

Hace pocos días andaba yo leyendo unos micros del Alfredo Armas Alfonzo...

Qué casualidad, Verónica.

La imagen causa -es cierto- un desasosiego profundo.
Un gran abrazo

José Miguel Vilar-Bou dijo...

También me tienta preguntar dónde es ese lugar, pero, en efecto, eso le robaría el misterio del instante.

El caimán de Legutiano dijo...

es la entrada al infienno, no?

VERONICA LEONETTI dijo...

Hola, Anabel. Preciosa interpretación. Del misterio suelen surgir imágenes bellas. Los mares esconden y la vez muestran tanto.

Hola, Gemma. Que bien! Casi nadie por aquí lo conoce. Por eso y por que me encanta, os lo voy presentando en pequeños fragmentos.
Otro abrazo para ti!


Hola, José Miguel y Caimán: Solo diré que está en Italia. Pero nada más! :)