Veinte
Ya estoy como muerto
solo leo y escribo.
Si me veis garabateando en los bares de perdedores
o discutiendo en librerías,
son anécdotas no significativas.
Converso con autores que murieron
o están tan lejos de mí como un aire glacial,
aunque mantengo la esperanza de que alguien, vivo,
me lea y me dé conversación,
use mis palabras como una pelota en un frontón
y yo sienta algo donde estoy, mientras estoy.
Me gusta sentarme frente a una maceta
ver cómo las hojas crecen, caen,
se descomponen,
sin turbarme
sin la menor sensación de confusión
de que la vida visible de la maceta es el mundo.
Leo, escribo y voy muriendo:
es una costumbre arraigada
que me une a las raíces de la maceta
(las palabras ocultas que busco)
(una posibilidad de ciclo)
o sea, al mundo.
10 comentarios:
Siempre parece que lo hayamos escrito e ilustrado sentados en la misma mesa. Pero esta vez, todavía más: esas manos que quedan, ofrecidas en un plato, me llegan fuerte y dentro.
¡Gracias Verónica!
Qué manos que tienes...
Artistas...
Esa manos ofrecidas en el plato como el creador de palabras se abandona a lo inevitable.
Felicidades a los dos y abrazos.
Aunque estén en un plato no me dan ganas de comerlas, pero si de acariciarlas...
Duran mas...
Salud
Emoción. Es la sensación (y el sentimiento) que me ha venido al ánimo al leer y ver.
Hermosa, hermosísima sinestesia.
Un abrazo a los dos.
"Leo, escribo y voy muriendo:
es una costumbre arraigada"
que nos permite verte renacer con cada verso. Y qué belleza el cuadro de Veronica...
Besos a ambos
Deliciosa e impactante cena de fin de año.
Hermoso.
Como distruto de mis paseo por aquí. Gracias a ambos
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